Los que os presentamos en este blog son muñecos de trapo, también conocidos como muñecos "Waldorf". Las dos características comunes de todos ellos es que son blanditos y agradables al tacto y que las expresiones de la cara están poco definidas para permitir que sea el niño quien elija el estado de ánimo de su muñeco. Así, será él quien decida si quiere que en un determinado momento su muñeco esté triste, contento, enfadado... permitiéndole explorar con los sentimientos. De este modo, damos al niño la oportunidad de desarrollar la imaginación.
Durante el primer año de vida, los muñecos ideales son los muñecos de nudos o los Dou dous.
Estos muñecos tienen la boca y los ojos pequeños o cerrados (dormidos), cabeza grande redonda desproporcionada, resto del cuerpo más pequeño, poco definido (una telita cuadrada sin relleno) y blando. Refleja al bebé con cabeza desproporcionadamente grande y extremidades que no le sostienen aún.
Después vienen los muñecos de Saquito, que van teniendo algo más de forma, aunque siguen sin extremidades del todo definidas. Los brazos forman parte del saquito en muchos casos, en otros pueden incluso tener manos. La cabeza sigue siendo grande y ahora el cuerpo ya tiene volumen. Son también blandos y suaves, muy achuchables.
Hay otra versión de este muñeco con piernas separadas en lugar de saquito.
A partir de los 2 años el cuerpo del niño ya es fuerte; se sujeta perfectamente y utiliza con soltura sus extremidades. Por ello, el muñeco a partir de esta edad ya puede tener un Cuerpo completamente definido, con brazos, piernas, pelo...
El niño se siente identificado con su muñeco y empieza a tener interés por peinarlo, vestirlo, darle de comer...
Nos encanta Waldorf y la lección magistral que nos has dado por edades. Gracias.
ResponderEliminarJo, gracias, ¡qué piropazo lo de "magistral"...! Nos interesan mucho las pedagogías libres y creativas, y eso es lo que intentamos ofrecerle a Nora.
ResponderEliminarMe alegro de que te guste.